Pablo Boneu
No es fácil separar la obra de Pablo Boneu -1969- de su propia vida. En un artista que utiliza distintos soportes y medios expresivos, no se limita a exponer su obra acabada, sino que él mismo se dedica a ponerla en cuestión constantemente. Sin embargo, a diferencia de la mayoría de los artistas actuales, su interés por el proceso de creación, como experiencia vital, se une íntimamente a la obsesión por presentar obras terminadas, coherentes en su realización.
De modo que en su obra se conjugan dos impulsos críticos: por un lado, el de la producción como repetición serial de un mismo objeto y, por el otro, la idea tradicional de obra de arte como fetiche artesanal. La tensión así originada por esa doble crítica es visible en todas sus producciones, más que un estilo, Boneu configura métodos particulares en los que distinguimos un quehacer de factura exquisita al tiempo que nos sumergimos en ideas y cuestionamientos diversos.
Más que filmar, fotografiar, dibujar o escribir, Boneu inventa estructuras. Una clase muy particular de estructuras, que son a la vez cerradas y abiertas. Cerradas porque tienen una coherencia interna rigurosa y abiertas porque pueden proliferar indefinidamente.
No sería excesivo afirmar que las obras de Boneu están regidas por la aspiración de no terminar nunca, de mezclarse y asimilarse a las cosas, para transformarse con ellas en otro mundo, todavía desconocido.